EL ÚLTIMO SUSPIRO DE LA ÓPERA BUFA ITALIANA
Entre los días 13 y 19 de mayo se ofrecerán 4 funciones de la ópera, con una producción procedente del Festival de Ravenna, donde se estrenó en 2006, bajo la dirección musical de Riccardo Muti. En Madrid encabeza el reparto el barítono Nicola Alaimo, que actuará con Eleonora Buratto (Norina), Dmitry Korchak (Ernesto), Alessandro Luongo (Doctor Malatesta) y Davide Luciano (notario).
Como ya hizo en la temporada pasada, Riccardo Muti volverá a dirigir la Orchestra Giovanile Luigi Cherubini, a la que se unirá, en estas funciones, el Coro Titular del Teatro Real (Coro Intermezzo). Andrea De Rosa se ha inspirado en el trasfondo de las historias del Decamerón, de Giovanni Boccaccio, para la dirección escénica de la ópera, cuya escenografía es de Italo Grassi y figurines de Gabriella Pescucci.
Las funciones de Don Pasquale sustituirán las de La rappresaglia, de Mercadante, inicialmente programadas, pero se mantendrán las fechas y el equipo artístico.
El Teatro Real ofrecerá, entre los días 13 y 19 de mayo, cuatro funciones de Don Pasquale, de Gaetano Donizetti (1797-1848), que encierra en sus páginas una doble y melancólica despedida: fue la última obra maestra de la ópera bufa italiana, que culminaba su camino con la síntesis perfecta de todo su prolífico recorrido; y también el glorioso adiós de su compositor, cuya enfermedad se agudizó al término de esta partitura. Las dos óperas que aún escribiría antes de su definitivo internamiento en el sanatorio de la ciudad francesa de Ivry, fueron creadas entre los desvaríos y las crisis de alienación que golpearon el final de su trágica vida de trabajo frenético, que nos dejaría más de 70 óperas.
Don Pasquale, como tantas otras partituras del compositor de Bérgamo, fue escrita con gran presión y urgencia para poder estrenarse en el Théâtre-Italien de París el 3 de enero de 1843. Su composición no superó los dos meses, aunque algunas crónicas hablen, exageradamente, de dos semanas. Donizetti, tal como solía hacer, aprovechó melodías, estructuras, soportes armónicos y fragmentos de obras anteriores, pero el ensamblaje de todo el material está hecho con tal maestría, coherencia interna, riqueza melódica, espontaneidad e ingenio, que en ningún momento se adivina la premura con la que fue creada.
Partiendo de un cuarteto protagonista rescatado de la commedia dell’arte, Donizetti sostiene un inquebrantable enredo, en el que se suceden números cómicos y líricos, grotescos y compasivos, histriónicos e intimistas, con una fluida y original alternancia de arias, dúos, rondós y números de conjunto. También el juego de tonalidades y el papel activo de la orquesta revelan que el compositor incorporó las innovaciones de sus predecesores en el género, dotándolas de una frescura y espontaneidad que estira al máximo los genuinos recursos de la ópera bufa italiana, cuando su prestigio se desvanecía.
Partiendo de este declinar, tanto de un género, como del propio compositor, Andrea De Rosa se inspiró en el trasfondo de las historias del Decamerón, de Boccaccio, para crear una puesta en escena que trasciende la caricatura grotesca de los personajes y se ríe de las miserias humanas que todos llevamos dentro. Para eso contó con la complicidad del quinteto solista, encabezado por el barítono Nicola Alaimo, en el papel titular, la soprano Eleonora Buratto, como Norina -la pasada temporada fue Susanna en I due Figaro-, el tenor Dmitry Korchak, como Ernesto, -cantó en L’arbore di Diana, en el Real, en 2010,- el barítono Alessandro Luongo, como Doctor Malatesta y el barítono Davide Luciano, como notario.
Riccardo Muti, que la pasada temporada obtuvo un gran éxito con la interpretación de I Due Figaro, de Saverio Mercadante, en el Teatro Real, volverá a dirigir la Orchestra Giovanile Luigi Cherubini, agrupación que fundó en 2004 y con la que mantiene un vínculo especial en la divulgación de la música italiana. En esta ocasión dirigirá una ópera que conoce profundamente -la debutó en Salzburgo, en 1971, invitado por Herbert von Karajan- y que ya interpretó con esta orquesta en 2006, en Ravenna y en 2008, en la Sala de Oro del Musikverein de Viena. Ahora lo hará con el Coro Titular del Teatro Real (Coro Intermezzo).
DON PASQUALE
Gaetano Donizetti (1797-1848)
- Dramma buffo en tres actos
- Libreto de Michele Accursi,
- basado en el libreto de Angelo Anelli para la ópera Ser Marcantonio de Stefano Pavesi
- Nueva producción en el Teatro Real procedente del Festival de Ravenna
- Director musical Riccardo Muti
- Director de escena Andrea De Rosa
- Escenógrafo Italo Grassi
- Figurinista Gabriella Pescucci
- Iluminador Pasquale Mari
- Director del coro Andrés Máspero
13, 15, 17, 19 de mayo 2013
20.00 horas; domingos, 18.00 horas- Teatro Real de Madrid
RESUMEN
Desde la commedia dell’arte como base del dramatis personae a la crítica de las costumbres sociales, Don Pasquale plantea una reflexión contemporánea sobre los procedimientos de la ópera bufa derivada de Carlo Goldoni: una trama intemporal en un ambiente cotidiano. La escena se centra en cuatro personajes: el dominante y descabellado Don Pasquale, los enamorados Ernesto y Norina, y el Doctor Malatesta, en su tradicional papel de regidor y comentador de las intrigas. Donizetti buscó una reforma de la ópera cómica equiparable a la que había transformado el melodramma serio italiano; para ello, ideó una comedia de costumbres sociales en la que procedimientos de sólida raigambre, como los dúos bufos y los finales en forma de rondó, apareciesen junto a nuevas ideas musicales que potenciaran la caricatura y la comicidad de los personajes.
Entre los numerosos dúos destacan el interpretado por Norina y el Doctor Malatesta, que funge como final del acto primero, así como la disputa entre Norina y Don Pasquale al inicio del acto tercero. Otra innovación, que acoge una de las tendencias de mayor peso en el melodramma serio a partir de los años cincuenta, consiste en otorgar a la orquesta la primacía del discurso musical y en consecuencia de la configuración melódica: en virtud de un uso muy diferenciado de los instrumentos, que comentan cada suceso sobre el escenario, los diálogos parecen surgir como conversaciones espontáneas, mientras que las voces se adaptan a las ideas musicales preexistentes en la orquesta.
El componente grotesco, una de las señas de identidad del género bufo dieciochesco, recibe asimismo una atención muy singular por parte de Donizetti, al poner de manifiesto la irregularidad de los versos, la perturbación del ritmo, las aceleraciones precipitadas e incluso cierta ironía enunciada desde la orquesta sobre los momentos sentimentales de la trama. Epígono conclusivo de un género en su época de último estertor, Don Pasquale se estrenó el 3 de enero de 1843 en el Théâtre-Italien de París, lejos de una Italia que volvía la espalda a los géneros cómicos a favor de los colores sombríos de los dramas de Bellini y del joven Verdi. En su humanización compasiva de los personajes cómicos disolvía Donizetti los estereotipos de una género caduco y con ello ponía un encomiable punto final al ímpetu bufo que había transformado la ópera durante todo el siglo anterior.
Gabriel Menéndez Torrellas

Teatro Real (Madrid)
©2013 Danza Ballet®