Peter Paul Rubens, genial pintor y hábil diplomático en las cortes europeas del barroco.
Decenas de miles de visitantes de toda Europa acuden en estos meses al Museo von der Heydt, de Wuppertal (oeste de Alemania), atraídos por una opulenta exposición con obras del genial pintor barroco, Peter Paul Rubens (1577-1640), de la escuela flamenca por excelencia, cedidas por importantes museos y colecciones de Londres, París, Nueva York, Madrid y Rotterdam, entre otras muchas ciudades, en estrecha cooperación con el Museo Real de Bellas Artes, de Amberes.
En la muestra, titulada Peter Paul Rubens, inaugurada el 16 de octubre pasado y que se extenderá hasta el 28 de febrero de 2013, se exponen cerca de 50 obras realizadas personalmente por el maestro, junto a trabajos de su gran taller (en su casa/palacio de Amberes, hoy museo, con más de 100 aprendices, estudiantes y artistas jóvenes, entre ellos Anton van Dyck), grabados y algunas copias de sus cuadros.
Rubens Peter Paul Museo von der Heydt El regreso de Diana de la cacería ©Rubens Diana Presse
Se exhiben, por ejemplo, Venus y cupido (1606-1611), del Museo Thyssen-Bornemisza, y el Retrato de Lady Alethea Talbot, condesa de Arundel (1620), de la misma colección, pero en depósito en el Museo Nacional de Arte de Cataluña/Barcelona. Echamos de menos, sin embargo, las grandes telas del Museo del Prado de Madrid (la mayor de las colecciones) o del Museo de Historia del Arte de Viena que, queremos creer, no han sido traídas aquí por razones técnicas de conservación y seguridad.
Algo similar ocurre también con el impresionante cuadro Paz y guerra (1629-1630), de la National Gallery de Londres, cuyo original tampoco fue trasladado a la exhibición, por lo que debemos contentarnos con una reproducción que domina una de las salas del museo. A cambio, empero, podemos admirar el original de Minerva protege a Pax de Marte o Alegoría de la Paz y la Guerra (1629- 1630), de la misma pinacoteca británica, una obra maestra no sólo en lo que a pintura se refiere, sino también en lo relacionado con la misión diplomática que le tocó cumplir a Rubens en aquel entonces en nombre de la España de Felipe IV ante la Inglaterra de Carlos I (y que derivó en un acuerdo firmado en 1630), para lograr la paz entre los Países Bajos Españoles y las Provincias Unidas.
La exposición, dividida cronológicamente en las diferentes circunstancias y fases experimentadas por Rubens a lo largo de su vida, es un dechado de hábiles técnicas museísticas que tienen por objetivo mostrar claramente el íntimo entramado entre arte, política y religión de la época. Uno sale del museo con la impresión de que podría ver en detalle muchas más de las 1.400 obras (entre retratos, paisajes, alegorías, cuadros de género o costumbristas y de altares, escenas de hechos de importancia histórico-política, religiosas y mitológicas, frescos, dibujos, grabados e ilustraciones para libros) de este artista, sin sentir ningún atisbo de cansancio.
De no haber entrado en la historia del arte de su época este genio del barroco sería considerado hoy, tal vez, como uno de los más importantes diplomáticos del siglo XVII. Porque Rubens, nacido en Siegen, Sacro Imperio Romano Germánico, actual Alemania (donde su padre se había refugiado por diversas vicisitudes personales y líos amorosos, tras la represión de los calvinistas perpetrada por el duque de Alba bajo el reinado de Felipe II), el 28 de junio de 1577, viajó constante e incansablemente por Europa, por encargo de los Austrias (Habsburgo).
Visitó cortes de reyes y príncipes (entre Mantua, Génova, Madrid, Bruselas, París y Londres), y con sus empeños diplomáticos intentó poner fin a la Guerra de los Ochenta Años o Guerra de Flandes (1568-1648) e impedir la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Su peregrinaje comenzó en 1600 cuando conoció al duque de Mantua, Vincenzo Gonzaga, convirtiéndose en su pintor de corte, por recomendación de un aristócrata con que el trabó contacto en Venecia.
En 1603 ya viajaba a España en misión diplomática y para entregar regalos de Gonzaga a Felipe III y a su valido, el corrupto Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja, primer duque de Lerma. Cuando en 1604 se embarcaba de regreso a Italia, ya había pintado para la corte de Madrid (trasladada a Valladolid) varias obras de bustos de apóstoles (hoy en el Museo del Prado) y el famoso retrato ecuestre del duque de Lerma (del que se conservan asimismo varios bocetos), un lienzo de gran equilibrio y fuerza de expresión.
Su estancia posterior en Génova y su admiración por los palacios de esta ciudad inspiraron a Rubens para la construcción de su palaciega residencia-taller de Amberes. Al término de su período en Italia pintó una pequeña versión de la Adoración de los Reyes Magos que muestra lo bien que había aprendido las lecciones del arte de ese país. La escena se desarrolla en medio de las ruinas de un antiguo templo y se atiene estrictamente al rico colorido de la pintura veneciana del siglo XVI que le sirvió de modelo.
Rubens Peter Paul Museo von der Heydt Escena de caza del jabalí ©Rubens Wildschweinjagd Marseille
La diplomacia y la pintura se fundieron en Rubens, convirtiéndolo en una personalidad singular, cuyo hechizo, humor, habilidad negociadora, pero también integridad y tenacidad poco se diferenciaban de las de un estadista de su tiempo. Ningún otro artista antes o después de él tuvo tanto influjo, y tan directo, con su obra sobre los significativos procesos políticos de su época. En ninguna otra creación artística fluyeron política y arte tan estrechamente unidos.
En la Alegoría del buen gobierno (1625), del ciclo encargado por María de Médicis sobre su vida y la de su difunto marido, Enrique IV, la reina madre de Francia es retratada con su corona, cetro, globo terráqueo y una balanza, entre otros símbolos de poder. Pero uno de los platillos del instrumento está pronunciadamente más inclinado que el otro, lo que parece deslizar muy refinadamente la opinión de un testigo época sobre un gobierno no tan glorioso de la progenitora de Luis XIII como ella hubiera querido dar a entender a la posteridad.
Lo cierto es que cinco años más tarde el monarca envió al exilio a su madre a Compiègne, desde allí ésta huyó a Bruselas en 1631 para después trasladarse a Amsterdam en 1638 y finalmente a Colonia, donde vivió y falleció en 1642 en la misma casa que la familia paterna de Rubens había ocupado 60 años antes (desde 1578), tras vivir en Siegen. Fue en Colonia donde el pintor comenzó su formación artística antes de mudarse con su madre (convertida al catolicismo) a Amberes en 1589 (su padre había muerto dos años antes).
Rubens, elevado a la nobleza por los reyes de España e Inglaterra, se retiro paulatinamente de la política a partir de la década de 1630 para dedicarse a su segunda esposa (había enviudado en 1626 de Isabella Brant, madre de sus tres primeros hijos) Hélène Fourment (sobrina política), de 16 años, con quien tuvo otros cinco vástagos. Vivió con su familia en el campo (en su finca Het Steen, cerca de Mechelen) y disfrutó de su fortuna, antes de morir por un fallo cardíaco (padecía crónicamente de gota) en Amberes, Flandes (Países Bajos Españoles), actual Bélgica, el 30 de mayo de 1640, a los 62 años.
Dirección de internet de la exposición Peter Paul Ruben en el Museo von der Heydt de Wuppertal/Alemania: www.rubens-ausstellung.de
Rubens Peter Paul Museo von der Heydt Venus y cupido ©Rubens Toilette der Venus Madrid Thyss
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