Paloma Herrera y su despedida del ABT

Paloma Herrera critica que el ABT no le dejara elegir su ballet de despedida.

La bailarina argentina Paloma Herrera fue la niña prodigio del American Ballet y se consolidó como estrella internacional fiel a la compañía, pero llegado el momento de su despedida se ha encontrado con un amargo final, en el que critica que le impusieran cuál sería su función de despedida.

«Es un poco duro que una compañía donde una ha estado durante 24 años no le deje decidir con qué ballet se va a retirar», asegura Herrera a Efe, quien ofrecerá el 27 de mayo con una sesión matinal de «Giselle» la que será su última representación para la compañía.

Su retiro había sido inicialmente anunciado con «La bella durmiente», versión de Alexei Ratmansky y que ella había aceptado a regañadientes («no me quedó otra», dice), pero después decidió reivindicar su derecho a terminar con una pieza más emblemática y representativa de su carrera.

«Yo no soy un ballet, yo no soy una función. Yo soy toda una carrera. Por eso dije: ¿no hay otra opción? Pues tengo que cerrar con ‘Giselle'», dice. «Es una ética, es una forma de vida», añade.

El American Ballet Theatre (ABT), que ya había preparado la gala nocturna de homenaje y la fiesta y puesto a la venta las entradas, le concedió su deseo pero con salvedades: le acabaron arrinconando a una función en el horario de mañana y el mismo día que se retira otra estrella latina del ABT, la cubana Xiomara Reyes.

«El público sabe cómo me siento, sabe por qué mi cambio. Todos los mails que me llovieron decían: nunca supimos por qué te querías retirar con ‘Bella Durmiente’. Es que yo nunca lo quise. Fue mutuo acuerdo entre el público y lo que yo pensaba. Todo el mundo pensaba lo mismo menos el American Ballet. Y lo más importante yo se lo debo al público», sentencia Herrera. «Si es una matiné, si es una noche, si es un gala de apertura o de clausura, si hay fiesta o no fiesta… A mí esas cosas nunca me importaron», añade.

Herrera llegó con apenas 15 años al American Ballet, tras unos años de formación en Argentina bajo la mirada de Olga Ferri, a la que siempre ha considerado su maestra. Cuatro años después ya era primera bailarina de una compañía y, tras 20 años en esa categoría y a punto de cumplir los 40, planeó con sumo cuidado y mucha antelación su despedida.

«Fui la primera que lo dije, Kevin (McKenzie, el director artístico del ABT) sabía que yo me iba a retirar desde el año pasado y por eso fue para mí tan intenso. Estuve una semana llorando por la calle después de mi último ‘Quijote’ y otros ballets que me marcaron mucho. Pude programar todo como yo quería», explica. Sin embargo, con las despedidas de Reyes y también la de Julie Kent se complicó el calendario. Herrera explica que no es que no quisiera bailar «La Bella Durmiente», como sí hizo en Los Ángeles y quedó «divina», pero que no quería que fuera su canto del cisne.

«En una despedida uno está celebrando la carrera. Si hubiese hecho ‘Bella durmiente’ y luego ‘Romeo y Julieta’ o ‘Giselle’, yo encantada», insiste.

Pasada la discusión, se reafirma en su postura. «Si yo no doy el ejemplo, ¿quién lo va a dar? Uno hace una carrera así por lo verdadero que uno quiere, no por el glamur, por la fiesta, por estar en los medios o por querer ser famoso. Yo amo lo que hago y es lo único que me importa siempre. Así me voy a ir», afirma. En cualquier caso, con la despedida de Herrera y de Reyes se acaba también toda una época en el American Ballet, en la que el predominio latino alumbró una de las eras doradas de una compañía que celebra este año su 75 aniversario.

«Me encantó mi era, con José (Manuel Carreño), con Ethan (Stiefel), Vladimir (Malahkov), Nina (Ananiashvili), Alessandra (Ferri). Éramos todos ABT, una potencia. Todo el mundo quería estar en la compañía, no era uno y el otro, cada función era completamente diferente», rememora ya con nostalgia. Es por ese amor y esa dedicación por la que ha sentido el golpe más duro. «Duele más porque yo tengo una relación maravillosa con la compañía, con Kevin. Me han dado libertad de hacer una carrera internacional. Pero me pareció raro que no pudiéramos llegar a un acuerdo sobre qué era lo mejor para mi retirada», se lamenta.

En Buenos Aires tendrá en octubre otra despedida por todo lo alto con «Onegin» en el Teatro Colón y después llegará un nuevo mantra en su vida. «Quiero ser un poco más persona. Es una vida maravillosa, más no podría haber pedido, pero es hora de decir: ‘bueno, llegué, lo hice, fue una linda carrera’ y poder disfrutar de otras cosas», concluye. Por Mateo Sancho Cardiel . Fuente Nueva York, 10 may (EFE).-

Paloma Herrera y su despedida del ABT
Paloma Herrera in Swan Lake at the Metropolitan Opera House. (Gene Schiavone)

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