El coreógrafo español Nacho Duato ha regresado a la cuna de la danza, San Petersburgo, donde estrenó con gran éxito uno de los clásicos rusos, «La Bayadera», fruto de su segunda vida con el Teatro Mijáilovski.
Duato se siente rejuvenecido. Después de un año sabático sin ataduras, ha firmado un contrato que le obliga a vivir en la antigua capital zarista sólo durante «cuatro o cinco meses» y le permite largas estancias en España. «El teatro ha cambiado mucho. Tiene otro cara. Hay más identidad, un público fiel y los bailarines tienen mucha más técnica que antes», comentó Duato a Efe.
«Han hecho un gran trabajo estos años. Ahora no sólo hay bailarines rusos. Tenemos dos japonesas, un checo y un japonés. Eso todo va en beneficio de la compañía. A San Petersburgo la quiero aún más porque la conozco mejor. Ha cambiado mucho. Es más vivible», apuntó. En virtud de dicho acuerdo, el artista valenciano está obligado a presentar un ballet al año, supervisar a distancia el funcionamiento de la compañía, reclutar bailarines y dirigir las audiciones.
«Ahora tengo más libertad. Se pueden hacer muchas cosas por internet. Podré dedicarme a estrenar por todo el mundo», comentó ufano.
Tras estrenar «La bella y la bestia», «Romeo y Julieta» y «Cascanueces», asegura que está «más familiarizado» con las grandes producciones, por lo que la «Bayadera», un encargo del Mijáilovski, no le asusta.
«Lo he hecho con mucho respeto, ya que estoy en Rusia, y ellos conocen muy bien sus clásicos. Lo que he hecho es limpiarlo y quitarle el polvo», explica.
Al contrario de lo que en él es habitual, «La bayadera» no es «totalmente» una creación de Duato, ya que está «inspirado» en la coreografía de Marius Petipá, que fue estrenada también en San Petersburgo en 1877 y protagonizada por el mítico Lev Ivanov.
Lejos queda su etapa berlinesa. «Me supo muy mal irme de Rusia . Me iba bien, pero después de tres años en Rusia me llamaron de Berlín, una ciudad importante…y piqué el anzuelo», confiesa.
«Lo dejé un año antes porque no me encontraba bien. En Rusia el ballet es lo primero. Están enamorados del ballet, de la cultura, de la música. En Alemania al ballet no se le respeta como aquí», asegura. Duato no se muerde la lengua. «Hacen los ballets como hacen los teléfonos o los BMW. Son un poco funcionarios. Trabajan de 10 a 4 y después se van. El arte es otra cosa», señala.
Por todo ello, añade: «Prefiero trabajar en San Petersburgo. Aquí viven en el ballet. Pueden quedarse lo que haga falta». «Yo trabajo para vivir. El ballet es mi vida. No lo considero un trabajo», insiste.
Por eso, en cuanto le ofrecieron regresar a Rusia, no lo dudó. «Tienen los mejores bailarines y los mejores escuelas de ballet. La Academia Vaganova y la del teatro Bolshói. Pasan los años y conservan intacto el amor por el ballet», destaca. Y no sólo en San Petersburgo o Moscú, sino también en Perm (Urales) y en Novosibirsk (Siberia). En todas partes, «el nivel de exigencia es muy alto», resalta.
Después de 45 años dando vueltas por el mundo -salió de casa a los 17 años-, no ha perdido las ganas de viajar y conocer mundo.
«Seguiré viajando. Viajar, conocer otros países y otras culturas, y hablar otros idiomas me da la vida. Cuando estoy en Rusia hablo de forma diferente a cuando lo hago en otro país, aunque no hable ruso», precisa.
Y es que no tiene intención de retirarse en breve. «Mis abuelos vivieron más de cien años. Es decir, tenemos Nacho para dar y vender», asegura entre risas. Eso sí, a sus 62 años valora mucho la libertad de poder volver a Madrid, donde está su base de operaciones, y a su Valencia natal, donde le espera su familia.
«Quiero hacer otras cosas. Ya no puedo estar todo el año lejos de España. Quería estar más cerca de Valencia, el Mediterráneo y mi familia. Y es que quiero volver a las raíces. Ahora tengo casa en Valencia. El otro día invité a mis hermanas a cenar y nos dimos cuenta de que nunca lo había hecho antes. Recuperar eso es muy bonito», dijo.
Mientras, ya sabe que después del duro invierno ruso siempre viene la primavera y en marzo comenzará a preparar «Carmen», que será estrenada en octubre de 2020. Duato está «muy contento» de estar de vuelta en San Petersburgo, donde cerca de casa «lo tienes todo», desde el Hermitage a la Catedral de San Isaak o la Iglesia de la Sangra Derramada, pero tiene una cosa clara: «Me quiero morir debajo de un naranjo y cerquita el mar». Agencia EFE3 de octubre de 2019.
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