Es un personaje de relevancia mundial en el mundo de la danza.
A sus 80 años el francés sigue entregado a su compañía, el Béjart Ballet Lausanne.
A pesar de contar con una frágil salud que intentará regatear para acompañar a sus bailarines al Festival Internacional de Música y Danza de Granada, donde presentarán el estreno de La media luna y la cruz.
La nueva pieza lleva la mirada bejartiana hasta Persia. Béjart busca con la pieza hablar de la complementariedad de las culturas, para lo que ha creado una obra que la compañía baila con una de ascendencia española –Juan y Teresa, de 1997– formando un conjunto con el que el coreógrafo aspira a la unión entre los hombres, los pueblos y las culturas. Así, La media luna y la cruz está formada por una serie de variaciones coreográficas para los 34 bailarines de la compañía –incluidos los españoles Ruth Miró, Víctor Jiménez y Elisabet Ros– de ritmos y danzas orientales que atraen al maestro desde hace años y sobre las que ya ha trabajado anteriormente, mientras que la segunda evoca Granada con música tradicional española y explora el misticismo católico de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila a través de las peripecias de dos pícaros.
Béjart legendario
La nueva obra compartirá cartel con la famosa Bolero, que creó en 1961 sobre la música de Ravel. Desde entonces, el nombre del coreógrafo francés está asociado a esta obra que contó con el protagonismo de Jorge Donn y cuyo éxito ha marcado inevitablemente al abrir su trabajo al gran público no especializado en danza que se vio embrujado por su fuerza. Pero este hecho también ha tenido su parte negativa, reflejada en el desagrado que a Béjart le producen las constantes referencias y preguntas que suele responder con un “la obra es de una u otra forma según sean los bailarines que la hagan”. Esta actitud le ha proporcionado devotos y detractores, contrastando su papel de protagonista de la apertura del ballet a un mundo multicultural y muy plural en cuanto a ideas, con el de mero “proveedor de sensaciones”, según llegó a ser calificado por una crítica estadounidense.
Desde la creación de su primera obra en 1945 el coreógrafo se ha nutrido de una amplísima fuente de temas y referencias culturales para plasmar con el cuerpo una visión tremendamente vitalista y ecléctica. Partiendo de una fuerte preparación de técnica académica, su curiosidad le ha llevado a diversas culturas y corrientes filosóficas y místicas para nutrir su inquietud. Formatos e ideas grandes, convivencia de influencias de otros estilos de danza, confluyen en una obra donde destaca su capacidad para explorar las posibilidades de sus bailarines. Estas cualidades han hecho que por sus diferentes compañías hayan pasado las figuras más relevantes del mundo del ballet, atraídas por la manera de vivir la danza de un creador apasionado que busca en los intérpretes “la sorpresa, eso que el mismo bailarín, sin saberlo, está buscando”, según sus propias palabras. Con ellos ha creado unos ballets que “son ante todo encuentros con la música, la vida, la muerte, el amor” y en los que el antiguo bailarín cree reencarnarse cuando les ve interpretar su obra. Y que resume su pensamiento pidiendo, a sus 80 años,“más danza”, como Goethe pedía “más luz” mientras agonizaba.
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Maurice Béjart, leyenda viva de la danza mundial
![Maurice Béjart y el Béjart Ballet Lausanne Maurice Béjart y el Béjart Ballet Lausanne](/UserFiles/Image/4/Image/20060201-bejart.jpg)
Granada se rindió hoy al misticismo y la transgresión que ha caracterizado el más de medio siglo de trayectoria artística del bailarín y coreógrafo francés Maurice Béjart, con la entrega de la Medalla de Honor del 56 Festival Internacional de Música y Danza de la ciudad andaluza.
Fue Víctor Ullate, discípulo aventajado de Béjart, el encargado de entregarle la distinción, que reconoce su relevancia artística y su larga vinculación al certamen. Han pasado 36 años desde que el coreógrafo francés asistiera por primera vez al Festival con su compañía de entonces, el Ballet du XX Siècle. Ahora Béjart vuelve al certamen con un estreno mundial, 'Le croissant et la croix' (La medialuna y la cruz), una serie de suites entre la que destaca la titulada 'Rumi', dedicada al gran escritor y místico persa del siglo XIII fruto del interés del coreógrafo por los temas políticos y filosóficos, además de las culturas orientales, representada ayer, con gran éxito, por el Ballet de Lausanne en los Jardines del Generalife.
El espectáculo de Béjart, que volverá a repetirse hoy, también incluye dos de sus mejores trabajos anteriores: 'Juan y Teresa' y 'Bolero', con la famosa música de Ravel, que, desde su estreno en el Théâtre Royal de la Monnaie de Bruselas en 1961, se ha convertido en su mejor tarjeta de presentación. Bejar aseguró haber aprendido 'mucho' de sus giras por España, un país que consideró ejemplo de convivencia de dos civilizaciones, la cristiana y la musulmana, 'sin el que Europa no podría vivir', de la que consideró a Granada como su máximo exponente.
![Maurice Béjart y el Béjart Ballet Lausanne Maurice Béjart y el Béjart Ballet Lausanne](/UserFiles/Image/4/Image/7216b8b32a788g.jpg)
de Música y Danza de la ciudad andaluza. EFE
'De joven me fascinaba España porque era otro mundo, otra cultura, otro modo de aprender', dijo Béjart, quien como muestra de esta confluencia única de civilizaciones señaló 'la idea de hacer un león en la corte', refiriéndose al Patio de los Leones de la Alhambra, algo impensable hasta entonces para un musulmán y que el coreógrafo consideró 'fantástico'. También se refirió al flamenco como una danza 'muy original que no tiene nada que ver con cualquier otra forma de bailar, y que puede vivir de su propia fuerza natural o puede ser trabajada con otras coreografías'.
Por su parte, Víctor Ullate, agradeció al Festival de Granada la oportunidad de poder entregar esta distinción 'a mi maestro, gran amigo y mi padre'. Recordó que, con 17 años, se presentó en el Teatro de la Zarzuela, donde Béjart ofrecía una representación, con tan solo media hora de antelación, para mostrarle su baile, a pesar de lo cual el coreógrafo francés accedió a verle bailar.
'Me hizo esperar, ver la función y después de preguntarme qué me había parecido, me objetó que era un poco pequeño, ante lo que yo le dije: verá lo que el pequeño dará que hablar', una respuesta que provocó la risa del maestro que, dos semanas después, le contrató para su ballet, donde comenzó su trayectoria internacional como bailarín, relató éste.
EFE
Festival de música y danza de Granada 2007
Béjart Ballet Lausanne
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