La danza es congénita a los españoles como el canto a los napolitanos.
En nuestro ambiente de Danza, las Danzas Españolas gozan de un gran atractivo debido a su movimiento ordenado del cuerpo y de los pies, y de su singular y majestuosa belleza al danzar.
Por Margarita Lama*
El bolero, descrito por Blasis, se bailaba a dos, pero en el teatro era ejecutado por muchas parejas. Era más distinguido y moderado que el fandango; en efecto, existía un dicho: Si el bolero embriaga el fandango inflama.
Con la palabra seguidilla se designa la poesía popular que acompaña la danza y también la danza misma. El ritmo de las seguidillas es rápido y las coplas de baile que le acompañan son vivaces e incisivas. Su tema es siempre el amor, la alegría. Los celos, la cólera y la reconciliación. Las seguidillas de carácter voluptuoso, ya citadas por Cervantes en sus ((Novelas ejemplares)), se difundieron por todas las ciudades de Castilla la Nueva y adquiriendo algunas nuevas características, según la tierra sobre la cual crecían, generaron la seguidilla manchega, la sevillana, la aragonesa, la valenciana y la gallega.
De carácter más modesto pero más enérgico es la jota aragonesa atribuida por la leyenda a un poeta y músico árabe expulsado de Valencia en el siglo XII. El fandanguillo está formado por la fusión de varias danzas: la chacona, la villana y el Canaris es muy parecida al crepitante zatareado, cuyo ritmo marca el bailarín con golpes secos de su calzado sobre el pavimento.
Característico de la región vasca es el aurrescu, serie de ocho bailes, entre los cuales el más famoso es el zortzico, en compás de la región Navarra ha conservado el folklore más antiguo que se caracteriza por las danzas masculinas y cada región ostenta asimismo sus propios bailes y estilos preferidos. Entre todas las danzas de origen morisco la zambra es la que más evoca el pasado, porque los árabes, después de la Reconquista española, la conservaron adaptándola a las costumbres de los vencedores.
Muchas de las danzas mencionadas tienen estrecho parentesco entre sí y es muy difícil encontrar las raíces de cada una dentro del intrincado nudo de las derivaciones. Frutos Naturales del suelo, resultado del encuentro de una raza con su música, o bien objeto de importancia modificado a la española, representan, sea como quiera, el más genuino medio de expresión de un pueblo apasionado, ágil y místico, que posee desarrodísimo el sentido del ritmo.
Ligeras, ondulantes, arrogantes, las danzas españolas expresan casi siempre el juego del amor, sucesivamente galante, desdeñoso, implorante y vehemente, con movimientos tiernos e impacientes, con arrebatos elásticos y un poco salvajes y pausas cargadas de erótica expectación. Pero cuando han abandonado las plazas públicas y los pequeños locales humosos para salir a los escenarios de los grandes teatros, han perdido gran parte de su atractivo dionisíaco y han sido también alteradas en su técnica. solamente La Argentina pudo conservar en su danza escénica el mismo encanto mágico de los orígenes, porque era una gran danzarinas de escuela.
Después, cuando ya la danza española se había internacionalizado, se puso de moda el «gitanismo'', gracias a la interpretación del ballet de Falla el sombrero de tres picos, que realizaba Massine, el cual había estudiado expresamente el estilo flamenco, en contacto directo con los gitanos. El estilo flamenco es un modo de expresarse que deriva del remedo cáustico que los soldados españoles hacían de los flamentos, al regresar a su patria procedentes de Flandes.
Los gitanos llegaron a España en el Siglo XVI, procedentes de la India y probablemente a través de Egipto e impresionaron a los nativos con sus danzas rituales, contrastantes de modo extraño con la forma mental evidentemente sacrílega. En el ambiente místico y barroco español, su arte creció y se desarrolló expresándose con un perfume de misterio mezclado a un perverso espíritu parodístico, floreciendo como un producto un poco morboso, casi una danza ritual con acre olor de azufre.
La danza flamenca ha sido definida como «una Manifestación de anarquisimos tradicional'' y aparece entretejida de reminiscencias asiáticas, danzas de fertilidad, de iniciación y de armas, todas ellas imitativas, como la corrida, una de las últimas creadas por ellos, sin respeto alguno para las reglas y con la desenvuelta incuria característica de la raza. Los gitanos no se preocupan de estudios ni disciplinas; si un paso es considerado demasiado difícil lo sustituyen con zapateados, taconeados y castañeteo de dedos, usando un métoco aproximativo diametralmente opuesto al de los españoles, que consideran la danza un arte noble y sincero.
Entre los mayores representantes del tipo de danza flamenta, recordamos a La Macorrana, que ya anciana y voluminosa, todavía era considerada «sublime'' y a Carmen Amaya, que después de la Segunda Guerra Mundial, tuvo un momento de gran notoriedad.
La gran vialidad de la danza gitana ha influido favorablemente sobre la danza española y ha impedido que se cristalizara en fórmulas sin vidas, pero desgraciadamente, tanto la una como la otra al convertir en danzas de una manifestación espontánea y popular, gran parte de su interés y de sus cualidades artísticas, por lo que nos entretendremos en citar nombres, gloriosos, eso sí, en la historia del baile, maestros que han llevado por el mundo su estilo personal e inconfundible, pero estudiado, aciacalado.
Las danzas españolas las importadas a América por los conquistadores, influyeron sobre las danzas locales, enlas que el continente era ya rico, dando rigen a un folklore, mezcla de motivos arcaicos y paganos y de motivos católicos. entre las muchas danzas de la América Central es famosa la mexicana llamada de la pluma y las mexicanas y guatemaltecas que recuerdan la conquista de su tierras por los blancos.
Nuestro país no se ha quedado atrás en experimentar estas danzas tan particulares, la profesora Guillermina Maggiolo de Deive fue la primera en traer ese nuevo ingrediente a nuestra cultura, en el 1972 la Profesora Maggiolo de Deive funda la primera Academis de Danzas Española que según ella estaba dispuesta a crear un gusto y una tradición, para ellas las Danzas Españolas son alegres y tristes a la vez eufórica y melancólicas; siempre Espontánea y apasionada, expresada a través de su música. Los métodos técnicos que ella emplea en su docencia son los de los Reales Conservatorios Españoles que consisten en seis años Académicos, tras cada uno se imparte examen de grado y se llevan las alumnas a un Espectáculo a final de año.
En nuestro ambiente de Danza, las Danzas Españolas gozan de un gran atractivo debido a sus movimientos ordenado del cuerpo y de los pies, y de su singular y majestuosa belleza al danzar.
Por Margarita Lama
* La autora es profesora de Danza. – Fotos de Carmen Amaya

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