La danza de Frederick Wiseman

La danse. Le Ballet de L´Opéra de Paris.

Hablar del Ballet de la Ópera de París es hablar de una de las instituciones más antiguas y prestigiosas del mundo. Su sello de nobleza fue concebido por su creador, Luis XIV de Francia, a finales del siglo XVII. En 1669, la Académie Royale de Musique sería la base de la futura Académie Royale de Danse y de la Escuela de Danza de la Ópera (1713).

En su largo y fructífero recorrido artístico, el Ballet de la Ópera de París fue cincelando un repertorio formado por obras maestras del gran repertorio clásico para modernizarse y actualizarse con creaciones de jóvenes e inteligentes coreógrafos contemporáneos. En danza, hablar de diversidad estilística es sinónimo de evolución, y la institución francesa sabía que debía modernizarse.

Frente a tantos años de una de la más jerarquizadas instituciones artísticas ¿cuántas son las probabilidades de poder acceder a sus raíces y conocer sus rincones más ignotos?

Imaginar que fuera posible atravesar sus muros y descubrir su reservada y verdadera intimidad es un sueño imposible. Que algo pueda ser imaginado no lo convierte en realidad, y si bien nuestra mente es capaz de fantasear infinitos universos e infinitas realidades, eso no significa que estos existan de verdad.

En este caso, hay una posibilidad, y es la de este documental, de dos horas cuarenta minutos, creado por Frederick Wiseman (1935).

Wiseman es uno de los grandes expertos documentalistas de nuestra época. Amante del ballet y poseedor de una dilatada y exitosa trayectoria, en 1995 siguió al American Ballet Theatre durante sus ensayos y actuaciones en Nueva York y en Europa. El resultado fue su primera película del género, titulada Ballet.

En La Danse, con su invisible cámara -nunca nadie manifiesta estar perturbado por su presencia- desvela abundante información sobre la compañía. El director se adentra en la intimidad del funcionamiento de la institución francesa y consigue hacerlo visible para el espectador.

Si bien me pareció una excelente narración que me ha gustado mucho, no creo que sea una gran obra. No se muestra a quien la ve, nada mas allá de lo evidente, lo visible y por supuesto, de lo que se quiere mostrar. Todo impecable y cuidado.

Para acceder a este viaje de descubrimiento y seleccionadas revelaciones, hay que conocer el alto universo del ballet francés, ya que en ningún momento se ofrece al espectador información sobre la identidad de los personajes, los ballets que se están ensayando (y posteriormente representando) o a quiénes se está viendo trabajar. No hay voz en off, entrevistas o títulos que expliquen absolutamente nada.

Wiseman, experto en cine documental, desea que a gracias a esta cinta se conozca el día a día de la agrupación: secuencias de las clases de técnica y bastantes ensayos (un tanto tediosos), reposiciones de obras del repertorio, nuevas obras que formarán parte de sus producciones de vanguardia, el escenario, las galerías, Gran Foyer, los sótanos, el tejado…, en suma, nada nuevo para los que conocemos el inmenso y exigente trabajo interno de instituciones culturales de estas características, pero si muy atractivo para quien no posee información suficiente sobre el tema.

Sin embargo, hay que remarcar que la cinta se detiene poco o casi nada en los trabajos realizados por los expertos de secciones tan importantes como sastreria, zapateria, peluqueria etc. Se prescinde casi totalmente de dar información sobre sus trabajos, no contribuyendo a profundizar el conocimiento sobre la labor de los importantes profesionales de estas artes.

Hay conversaciones muy atractivas. Para mí el más jugoso e interesante diálogo es el mantenido por el matrimonio formado por Ghislaine Thesmar (1943) y Pierre Lacotte (1932) en pleno ensayo del pas de deux de la reposición de Paquita junto a una extraordinaria Agnès Letestu y su partenaire, Hervé Moreau.

También es reseñable una conversación telefónica que Brigitte Lefèvre mantiene, y en la que habla del funeral de Maurice Béjart. ¡No pueden perdérsela!

Brigitte Lefèvre (1944), poderosa directora artística del Ballet de la Ópera de París, es quien organiza, estructura y contiene emocionalmente y con inteligencia, a sus integrantes. Sobre todas las cosas, tiene muy en claro que su fuerza reside en la calidad, y así lo hace constar en momentos clave. Su poder de decisión es incuestionable, y así lo demuestra en la toma de decisiones tan variadas como el reparto de los bailarines de cada obra, en las indicaciones a los coreógrafos, al tratar delicados temas con inversores, y también, en la lucha con los sindicalistas para organizar el pedido al Ministerio sobre las jubilaciones de los artistas.

Su poder y su paciencia parecen ser ilimitados.

El sumo respeto con el que Lefèvre habla de sus artistas, sobre todo, de sus grandes figuras, es digno de admirar. Deja en claro, en todo momento, que sus étoiles son personas muy generosas en aceptar trabajar con nuevos coreógrafos. Les expresa su respeto agradeciéndoles su talento, trabajo y dedicación.

Laurent Hilaire (1962), maître de ballet y Patrice Bart (1945), maître de ballet adjunto a la dirección del ballet, no están ausentes en el trabajo diario, como tampoco la maître de ballet Clotilde Vayer. En la cinta no se nombra la Escuela de ballet, y será por este motivo por lo que notamos la gran ausencia de su directora, Élisabeth Platel (1959), como la de otras conocidas figuras, pues en esta ocasión el trabajo de Wiseman se centra pura y exclusivamente en la compañía de ballet propiamente dicha.

Sus personajes son reales y extraordinarios, los bailarines, que son quienes hacen el documental, no emiten palabras ni opiniones, solo obedecen asintiendo con la cabeza, o como mucho, con algunos monosílabos a todas las indicaciones de sus maestros y/o repetidores. Salvo el caso de Agnès Letestu en un ensayo con Pierre Lacotte.

La dirección de la cinta es impecable, y la producción de lo mejor. El documental no tiene un crecimiento narrativo, ya que su esquema es repetitivo, y la misma información se reitera una y otra vez: ensayos, indicaciones, funciones, imágenes del edificio, etc.. Todo esto puede hacer que a todos aquellos que no son enamorados ni entendidos del ballet les resulte monótono y quizás con razón, aburrido.

«Un artista no siempre tiene explicación para lo que hace; son los espectadores los que deben buscarla». Lo dijo Jean Cocteau (1889–1963), pero se lo recuerda Laurent Hilaire (1962) a Emilie Cozette (1981).

Hay que ver este documental, que es una una valiosa fuente de información.

La cinta sigue de cerca los ensayos de las siguientes obras:

Genus, de Wayne McGregor; El sueño de Medea, de Angelin Preljocaj; La casa de Bernarda, de Mats Ek; Paquita, de Pierre Lacotte; Cascanueces, de Rudolph Nureyev; Orphée and Eurydice, de Pina Bausch, y Romeo y Julieta, de Sasha Waltz.

Mis destacados:

  • La clase de ballet dictada por Andreï Klemm.
  • José Martínez ensayando su variación del último acto del Cascanueces de Nureyev.
  • Emilie Cozette trabajando el personaje de Medea junto a Preljocaj.
  • La conversación de Brigitte Lefevre con el coreógrao israelí Emanuel Gat.
  • La explicación impartida por Lefevre a Gat sobre sus nuevos trabajos con el Ballet de la Ópera de París.
  • Agnes Letestu y Hervé Moreau ensayando «Paquita» frente a Thesmar y Lacotte.
  • Benjamin Pech y Marie-Agnès Gillot ensayando «Genus» de McGregor.
  • Un fragmento de «Medea», de Preljocaj, interpretado por Delphine Moussin, donde mata a sus hijos.
  • Una extraordinaria Marie-Agnes Gillot en un ensayo en escenario de Paquita.
  • Marie-Agnès Gillot y Laëtitia Pujol y otros bailarines en un intenso momento de gritos en «La casa de Bernarda» de Ek.
  • Dominique Merci explicando «Orphée and Eurydice» de Bausch.
  • Los pocos cuadros en las secciones de sastrería y peluquería y las ventanas del edificio de la Ópera Garnier.
  • La presentación de la ópera-ballet «Romeo y Juliette» de Sasha Waltz por Aurélie Dupont y Hervé Moreau, en La Ópera Bastilla.
  • Gerard Mortier, en su época de Director de Opéra Garnier y Opéra Bastille junto a Lefèvre.
La danza de Frederick Wiseman
La danse – Le ballet de l’Opéra de Paris. Año 2009

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La correcta danza clásica para adultos.
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