El talentoso joven recientemente unió esfuerzos con el artista Tupac Martir para la campaña Caminante de Johnnie Walker.
Por Jesús Alberto Germán para GQ México.
“Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. El poeta Antonio Machado no podía estar equivocado. Y ahora, como un verdadero profeta en su tierra, el bailarín mexicano Isaac Hernández representa a la perfección este verso del escritor español. Y es que quién iba imaginar que ese joven que comenzó a estudiar ballet en el patio de su casa se convertiría en el primer mexicano en pisar los escenarios más importantes del mundo en la materia: los del Teatro Bolshoi, el Mariinski y el Palais Garnier de París. “Cuando lo veo en retrospectiva, creo que no había otro sendero para mí más que la danza. Ahora, parece imposible imaginar mi vida sin esa formación artística que comenzaron mis padres”, asegura el joven tapatío de 27 años de edad.
Luego de muchos años de estudio y esfuerzo, hoy en día Isaac cosecha los frutos. Desde 2015 se unió al English National Ballet como Lead Principal, participando en El lago de los cisnes, Romeo y Julieta, El corsario y Giselle, entre muchos otros. Su maestría y entrega sobre el escenario le ha valido numerosos premios, como el Alexandra Radius Award, la Gold Medal USA en la International Ballet Competition y un primer lugar en la Competencia Internacional de Cuba. Todos estos logros lo llevaron a ser nombrado Embajador de las Artes y el Turismo de México, así como ser convocado por la reconocida firma de whisky Johnnie Walker para protagonizar la campaña Caminante, creada de la mano del artista Tupac Martir. Aprovechamos la visita de Hernández a nuestro país, para charlar con él sobre su paso por el fascinante mundo del ballet.
¿Cuál fue tu primer contacto con el ballet?
Vengo de una familia de 11 hijos, con papá y mamá ex bailarines, de escasos recursos. Mis padres decidieron educarnos en casa porque creían que las escuelas a las que podríamos tener acceso no iban a ser las adecuadas. Se convirtieron en nuestros tutores y el ballet formaba parte de la enseñanza. Pusieron una barra en el patio de la casa, los ventanales nos servían como espejos para ver nuestros movimientos. En esos tiempos me gustaba también el karate, sin embargo, mi papá vio que tenía talento para el ballet y decidió apoyarme.
¿A qué obstáculos te has enfrentado a lo largo de tu carrera?
Creo que en México el primer inconveniente con el que se topa un joven es explicar a sus papás que quiere dedicarse al arte. Esa fue una de las razones por las que me emocionó sumarme a la campaña de Johnnie Walker, me gustó poder relacionar mi historia para transmitir un mensaje de que se puede vivir una vida digna a través del arte.
Una idea que se tiene cuando alguien se dedica desde corta edad a algo, es que perderá parte de su infancia. Supongo que tú estás en desacuerdo con ello, ¿cierto?
Totalmente. No es perder tu infancia, sino ganar un propósito sabiendo que estás haciendo algo que te gusta y, al mismo tiempo, aportando al desarrollo cultural. Los jóvenes siempre piensan que hay tiempo para hacer cosas, pero en realidad no es así. Creo que nunca es demasiado pronto para comenzar a hacer algo con tu vida. Tengo 27 años y he preparado a lo largo de mi carrera un par de proyectos que sé que no puedo cumplir en este momento, pero que quizás cuando tenga 40 o 50 sí podré realizar.
¿Qué te inspira? ¿Qué es lo que te mantiene “caminando”?
Ha cambiado a lo largo de los años. Sin embargo, una de mis principales motivaciones siempre ha sido mi familia. De igual manera, siempre he pensado que la necesidad es gran motor para seguir adelante. Cuando tuve oportunidad de viajar al extranjero y comenzar a establecerme más allá de las fronteras de México, me di cuenta de la necesidad que hay en los jóvenes y a partir de ese momento, ellos se transformaron en un gran motor de mi vida. Influir en la vida de una persona me parece uno de los más grandes propósitos que puede tener un ser humano. Los éxitos personales se quedan contigo, te los llevas en tus recuerdos; cuando haces algo por alguien repercute en la vida de varias personas.
A comparación de otros países, en México aún falta mayor vinculación con ciertas artes, como el ballet y la ópera. ¿Crees que esto se deba a la falta de apoyo de las autoridades o la razón está en el público?
Cada año, trato de presentarme una vez en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, así que somos el único país en el planeta en el que cerca de 10 mil personas acuden a ver una función de ballet. Por esta razón, entiendo que sí está el deseo de consumir entretenimiento cultural, lo que me parece es que se debe mantener a la par del desarrollo social de las personas. Como joven, me he visto saturado de entretenimiento “rápido”, entretenimiento que no tiene ningún mensaje ni propósito sino sólo pasar el tiempo; y sé que, como yo, hay muchos jóvenes que sienten la necesidad de consumir algo con mayor sustancia. Fuente .gq.com.mx
