En la escuela, Stravinsky conoció y se hizo amigo del hijo menor del famoso compositor ruso Rimsky-Korsakov.
Con el tiempo, las composiciones de Stravinsky se tornaron más fluidas, y empezaron a aparecer en programas de conciertos en San Petersburg. En uno de esos conciertos se encontraba el gran empresario Dyagilev, famoso por ser amante de llevar el arte ruso más novedoso y mordaz a París. Dyagilev le pidió a Stravinsky que compusiera un ballet para el celebrado Ballets rusos.
Un año más tarde estalló la primera guerra mundial. La vida de Stravinsky se trastornó completamente, junto con su familia se mudó a Suiza donde no podía recaudar derechos de autor de parte de su editor ruso. Su situación financiera empeoró con la suspensión del Ballets rusos. Para colmo, después de la revolución rusa, Stravinsky y su familia pasaron a ser exiliados permanentes. Stravinsky continuó componiendo, pero se enfocó en obras de menor escala, como El cuento del soldado, un entretenimiento “para ser leído, actuado y cantado;” diseñado para representarse por un pequeño grupo en giras por lugares improvisados.
Después de la guerra, Stravinsky se estableció en Francia. Su estilo tomó un giro; si sus producciones anteriores tenían la influencia del folclor cultural y la música rusa, ahora su inspiración provenía de la música europea del siglo XVIII. Durante 30 años Stravinsky compuso al estilo “neoclásico,” con obras como la ópera-oratoria Oedipus Rex; el ballet Apolo y el “melodrama musical” Persephone. Además, durante ese período Stravinsky experimentó una renovación espiritual que lo motivó a escribir obras litúrgicas y sacrosantas, tales como la Sinfonía de los salmos.
Ya para la década de los treinta, Stravinsky se sentía frustrado con Francia, su país adoptivo, y descubrió que su música tenía más demanda en los Estados Unidos. Por la misma época, en un lapso de dos años, Stravinsky perdió a su hija, a su esposa y a su madre. Con la guerra a punto de estallar en Europa, aceptó el puesto de catedrático del departamento de poesía en Harvard por un año, después del cual se quedó en los Estados Unidos, se casó con Vera de Bosset, su amante de años, y se estableció con ella en Hollywood, donde Stravinsky comenzó The Rake’s Progress.
Las ideas para The Rake’s Progress se le ocurrieron a Stravinsky cuando vió la famosa serie de grabados de Hogarth en el Instituto de Arte en Chicago, en 1947. El poeta W. H. Auden, en colaboración con su compañero Chester Kallman, le proporcionaron un libreto. Stravinsky tomó tres años para componer la partitura. La ópera está estructurada según las fórmulas propias de la ópera del siglo dieciocho: recitativo acompañado de clavicordio, con arias estrictamente separadas, duetos y conjuntos, y con un epílogo lleno de reminiscencias de Don Giovanni. The Rake’s Progress es la mejor y la más importante obra del período neoclásico de Stravinsky, y la única que le otorgó un lugar en el repertorio internacional de óperas.
Durante la composición de The Rake’s Progress, Stravinsky conoció a Roberto Craft, joven director que llegó a ser su asistente musical y gran amigo. Durante años Stravinsky no mostró ningún interés en la escuela de música de doce tonos cuyo líder, Schoenberg, era para muchos su rival en lo concerniente a música. El hecho de que Craft formaba parte del círculo musical de Schoenberg hizo que Stravinsky paulatinamente se animara a aprender más sobre las técnicas de doce tonos. Otro importante resultado de esa amistad fue una serie de libros que editaron en colaboración en los que exploran las ideas de Stravinsky con respecto a la música y hacen una crónica de su vida.
Igor Fyodorovich Stravinsky – 1957 – Marvin Koner Photography
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