La compañía lleva 30 años bailando en los mejores escenarios del mundo y el recalará en el Auditorium de Euskalduna el próximo domingo 31 de octubre a las 20:30 horas.
Quien fuera gran figura del Teatro Bolshoi como solista, Sergei Radchenko, recalará en Euskalduna el próximo 31 de octubre con el Ballet Nacional Ruso -que él mismo fundó en 1989- para representar “El lago de los cisnes”.
La compañía recorre desde hace 30 años los mejores escenarios de los cinco continentes; si bien es cierto que la pandemia obligó a cancelar todas sus giras previstas, durante este año 2021 y 2022 celebra el 30 aniversario de su fundación como mejor sabe hacerlo: ofreciendo su arte y magia sobre el escenario.
De este modo, el domingo 31 de octubre a las 20:30 horas hará lo propio en el Auditorium de Euskalduna donde representará “El lago de los cisnes” de P. I. Tchaikovsky. Sobre el escenario del Auditorium se darán cita un total de 40 bailarines con una inolvidable puesta en escena y la magia que se crea en todas las actuaciones del Ballet Nacional Ruso.
Cabe destacar que esta versión de “El lago de los cisnes” del Ballet Nacional Ruso de Sergei Radchenko obtuvo el Premio al mejor espectáculo de danza en 2017 en Toledo en los “Premios Teatro de Rojas XXVI Edición”.
Domingo 31 de octubre a las 20:30 hs | Auditorium Esuskalduna Bilbao
Sergei Radchenko nació en 1944, se graduó en la Escuela de Danza de Moscú en 1964, y se unió al Ballet del Teatro Bolshoi, donde trabajó durante 25 años. En este tiempo bailó todo el repertorio de la compañía, destacando por su carácter, su gran encanto, el temperamento y un gusto exquisito, con una afinidad especial por la danza española. Sergei Radchenko fue pareja de baile de la conocida Maya Plisétskaya y con ella bailó todos los grandes ballets clásicos.
Es igualmente muy destacable el trabajo coreográfico que realiza para un gran número de producciones cinematográficas y su constante labor docente impartiendo un gran número de clases magistrales, a las que invita a los maestros más importantes de los teatros Bolshoi y Maryinsky, para asegurar la continuación de las ricas tradiciones de la escuela clásica rusa. Por su trabajo en el desarrollo del ballet, se le concedió el título de Artista Honorífico de Unión Soviética en 1976.
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