‘Petite mort’ (1991) , ‘Bella figura’ (1995) y ‘Wings of wax’ (1997), piezas emblemáticas del coreógrafo checo Jiří Kylián (Praga, 1947) formaron una hermosa celebración de alta danza gracias a la perfecta ejecución del Ballet de la Ópera de Lyon en el Liceu de Barcelona.
Las coreografías de Kylián se plasman en un trabajo corporal intensivo y plástico donde la inmensa capacidad del movimiento del neoclásico, el clásico y la danza contemporánea, se lucen en toda regla y en perfecto equilibrio.
Sus coreografías tratan sobre el interior, utilizando el cuerpo desnudo como un instrumento de movimiento para realizarlo con el fin de lograr la mas alta belleza estética que la danza puede crear y el Ballet de la Ópera de Lyon, una compañía unida en armonía, lenguaje corporal hipnótico y mucho trabajo técnico y plástico, las bailó con una excepcional labor artística logrando visualizar al mejor Kylián: siempre rozando lo sublime y lo etéreo junto a lo bello y simple de la danza.
El Ballet de la Ópera de Lyon es considerado como un tesoro nacional de Francia que ha desarrollado un repertorio de danza contemporánea que incluye piezas de grandes maestros del arte coreográfico como Brown, Cunningham, Childs, Forsythe, Millepied, Naharin, Gat, Duato por nombrar algunos. Con un repertorio de 117 piezas, la mitad de las cuales son creaciones propias, se ha convertido en una de las compañías de danza contemporánea más destacadas del mundo bajo la dirección visionaria del Director Artístico Yorgos Loukos.
En las distintas coreografías los bailarines juegan y bailan, corren y saltan, giran y caen formando ángulos nítidos y formas cuadradas, demostrando una extrema confianza entre ellos, como parejas y como cuerpo de baile.
A veces bailan acompañados de efectos visuales: espadas, una gran sábana de seda a modo de telón que cubre todo el escenario por segundos, cambios de vestuario ilusorios, un árbol dado vuelta que cuelga en el escenario o fuego …. todo esto y más, sobre todo mucho más cuando el 2do movimiento del Concierto para piano Nº 23 de Wolfgang Amadeus Mozart en “Petit Mort” de Jiří Kylián se eleva y enriquece el arte de la danza.
Creatividad y sincretismo con un Kylián que siempre emociona por su facilidad para crear belleza porque sus creaciones son emocionantes y hermosas. Elegantes y etéreas.
«La danza tiene un futuro maravilloso, abierto en todas direcciones, las posibilidades son infinitas»
Jiří Kylián.
Una tarde de excelencia con el Ballet de la Ópera de Lyon y Jiří Kylián
