Del miércoles 22 al sábado 25 de abril | Gran Teatre del Liceu
Akram Khan reimagina en clave contemporánea el ballet clásico de Giselle en una producción del ENB, dirigido por Tamara Rojo.
![GISELLE de Akram Khan por el English National Ballet en el Teatre Liceu de Barcelona GISELLE de Akram Khan por el English National Ballet en el Teatre Liceu de Barcelona](https://www.danzaballet.com/wp-content/uploads/2020/02/English-National-Ballet-Giselle-by-Akram-Khan-Tamara-Rojo-c-Jason-Bell-min.jpg)
Con dramaturgia de Akram Khan sobre una partitura de Vincenzo Lamagna que recrea la partitura original de Adolphe Adam, esta relectura de Giselle es una mirada hacia el lado oscuro y siniestro de la historia de los espíritus de las doncellas muertas.
Aclamado y premiado como uno de los mejores espectáculos coreográficos europeos, el montaje cuenta con decorados y vestuario de Tim Yip, colaborador del cineasta Ang Lee. Precisión y energía demoníacas es lo que desprende la producción imaginada por Khan sobre uno de los títulos indispensables del ballet romántico, recreado magistralmente y con una traducción plástica de una extraña y cautivadora belleza.
Ficha artística
Dirección y coreografía
Akram Khan
Música
Vincenzo Lamagna
a partir de la partitura original de Adolphe Adam
Escenografía y vestuario
Tim Yipro
Iluminación
Mark Henderson
Dramaturgia
Ruth Little
Sonido
Yvonne Gilbert
Coproducción
Festival Internacional de Manchester
Teatro Sadler’s Wells de Londres
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Esta versión contemporánea –coproducida por el Manchester International Festival y el Sadler’s Wells de Londres, con el apoyo de Giselle Production Syndicate y el Consejo de las Artes de Inglaterra– no ha visto disminuir su éxito en taquilla desde que fue estrenada en 2016. Ni su emisión en vivo en cines la temporada pasada ni su comercialización en DVD han evitado que siga llenando los teatros en todo el mundo. En abril podrá verse también en el Liceo de Barcelona esta producción que cuenta con diseños de Tim Yip, iluminación de Mark Henderson, dramaturgia de Ruth Little, diseño sonoro de Yvonne Gilbert e incorporaciones musicales de Vincenzo Lamagna sobre la partitura original de Adolphe Adam (orquestada por Gavin Sutherland).
Giselle, explica Tamara Rojo, “es la obra romántica por excelencia, donde el amor incondicional triunfa, a través del perdón, sobre la traición y la muerte. Estos son valores universales que pueden emocionar a un público de cualquier época”. Sin embargo, advierte, “en ocasiones la estilización de ciertas versiones clásicas puede hacer que ese mensaje universal se diluya o no logre el impacto que tuvo en su origen en un público acostumbrado a ese estilo de danza”.
Esta renovada Giselle recoge los hechos principales del argumento de Gautier y Vernoy (un noble corteja a una campesina y luego la abandona, ella muere y se convierte en espectro, aunque perdona a su amante traidor) pero los traslada a una fábrica con trabajadores inmigrantes. Y su protagonista no es una niña ingenua, sino una mujer líder en su comunidad que decide perdonar de forma madura y consciente. “En apariencia son dos Giselles distintas, pero en el fondo el personaje es el mismo. Una mujer generosa, con una gran capacidad para amar y perdonar. Lo demás es decoración”, ha explicado Rojo. “Digamos que lo que hemos hecho es una destilación de la clásica, un trabajo que, además, me abrió una nueva perspectiva de la Giselle tradicional. La bailé poco después de estrenar esta y de repente me sentí más liberada, me di permiso para tomar decisiones distintas sobre ella”, ha añadido.
Akram Khan’s Giselle: Madness | English National Ballet
Del miércoles 22 al sábado 25 de abril | Gran Teatre del Liceu
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English National Ballet | Akram Khan’s Giselle | Exclusive clip
Fue precisamente para “recuperar esa emoción, magia y misterio que los primeros creadores de Giselle buscaban” por lo que Rojo volvió los ojos hacia el coreógrafo de origen bangladesí Akram Khan, quien dos años antes había creado con gran éxito para el ENB una pieza que, bajo el título Dust (Polvo), formaba parte del tríptico Lest We Forget (Para que no olvidemos) en conmemoración del centenario de la Primera Guerra Mundial. Khan no solamente tiene un talento especial para la danza narrativa, sino que emplea un lenguaje coreográfico personal e inconfundible que mezcla el kathak –danza tradicional de la India– con la técnica contemporánea.
Los campesinos de la Giselle tradicional se han convertido, de la mano de Khan, en obreros que sufren el cierre de la fábrica en la que trabajaban; un muro –que protagoniza la primera escena del ballet– los separa del futuro que soñaron. Gracias al trabajo de dramaturgia de Khan y Ruth Little, el trío protagonista –formado por Giselle, su enamorado Albrecht e Hilarión, el pretendiente rechazado– mantiene la tensión a la que la obra nos tenía acostumbrados. “Hilarión es un superviviente, sabe cómo salir adelante”, explica Khan. No sólo fue el primer personaje sobre el que empezó a trabajar, sino que incluso pensó en superponer su nombre al titulo de la obra, usando letras escritas con sangre.
Giselle, sin embargo, “es uno de esos personajes que personifican la esperanza, y eso es precisamente lo que la convierte en líder”, advierte el coreógrafo.
Esta revisión de Giselle no fue un reto solamente para los artistas del ENB, sino también para el propio Khan. “El desarrollo de la coreografía supuso un extraordinario experimento de asimilación de lenguajes”, explica Rojo, “incluyendo el trabajo de puntas, al que Akram no se había enfrentado nunca hasta entonces”. Bailarinas en puntas que no aparecen en escena hasta el segundo acto: el primero nos presenta bailarinas carnales, obreras, que pisan suelo y pretenden ser uno más de nosotros; pero tras la muerte de Giselle, las instalaciones de la fantasmagórica fábrica abandonada se llenan de espíritus vengativos a la espera de una nueva víctima sobre la que descargar su ira.
La partitura de esta Giselle también es nueva. El compositor Vincenzo Lamagna ha mantenido algunos temas de la original de Adolphe Adam, pero orquestados de diferente manera, con la colaboración del maestro Gavin Sutherland. Alan Bennett se hace cargo de la iluminación y Tim Ying (ganador de un Oscar por Tigre y Dragón), del vestuario y la escenografía: un gran muro que en la primera parte sirve de separación entre trabajadores y propietarios, opresores y oprimidos; en la segunda, entre lo terrenal y lo espiritual, el mundo y el inframundo.