«La Création du Monde 1923-2012», cuestionamiento al eurocentrismo cultural
El coreógrafo congoleño Faustin Linyekula (Ubundu/Zaire, hoy República Democrática del Congo, 1974) tiene una idea rayana en la absurdidad. Para fustigar al colonialismo hegemónico europeo en África integra en su pieza «La Création du Monde 1923-2012» nada menos que al primer «Ballet nègre», el tristemente célebre «La Création du Monde», estrenado el 25 de octubre de 1923 en el parisino Théâtre des Champs-Élysées por el compositor Darius Milhaud (1892-1974), con la inspiración del poeta Claise Cendrars, el coreógrafo Jean Börlin y el pintor Fernand Léger (1881-1955), concebido para el coleccionista sueco de arte Rolf de Maré (compañero sentimental de Börlin) y su Ballet Suédois, reconstituído en el año 2000 por los especialistas londinenses Kenneth Archer y Millicent Hodson.

La obra, estrenada mundialmente en el Théâtre de la Ville de Paris (Place du Châtelet) en 2012, es presentada por primera vez en Alemania este jueves 6 de junio de 2013 en el marco de la inauguración del Tanzkongress (Congreso de Danza) 2013 de Düsseldorf que se extiende durante cuatro jornadas hasta el próximo domingo.
El resultado, con la interpretación del Centro Coreográfico Nacional-Ballet de Lorena (CCN-Ballet de Lorraine), en Nancy/Francia, es un fuerte latigazo al eurocentrismo cultural. La sensibilidad y entrega de los bailarines de CCN-Ballet de Lorraine llega con fluidez, sin grandes acrobacias ni piruetas que arranquen entusiásticos aplausos de los espectadores, pero calando hondo con sus arabescos. Muy destacadas son las intervenciones de Jonathan Archambault y de Amandine Biancherin por la naturalidad y precisión de sus movimientos, pero también las de Laure Lescoffy, Ligia Saldanha y Justin Cumine, entre otros, por su exactitud y sensualidad en las evoluciones.
La primera parte, más romántica, lánguida, más estrictamente apegada a los cánones del ballet clásico europeo, deja paso en la siguiente a una colorida y viva representación (ésta sí más arrebatada, más furibunda) con máscaras de imágenes totémicas, así como efigies de la flora y la fauna que ocultan por entero el cuerpo de cada uno de los bailarines, transformándolos en guerreros y guardianes de una liturgia ancestral que evoca el significado estrictamente religioso que tiene la música y la danza para los pueblos africanos.
Los mascarones nos retrotraen también a la fuerte influencia que tuvo el arte primitivo y popular de África, así como de otras regiones lejanas y exóticas (para los europeos) entre los pintores postimpresionistas y modernos, como Paul Gauguin, Henri Matisse, Pablo Picasso, Franz Marc, August Macke, Emil Nolde y una extensa nómina entre expresionistas, «fauvistas» y cubistas de comienzos del siglo XX.
Eran los tiempos en que el pintor, escultor y diseñador alemán Oskar Schlemmer (1888–1943) crea su «Triadisches Ballett» (1922), con intérpretes disfrazados de formas geométricas, como si fueran esculturas vivientes, y en los que la bailarina, cantante y actriz estadounidense-francesa Josephine Baker (1906-1975) es figura estelar de «La Revue Nègre», estrenada el 2 de octubre de 1925 también en el Théâtre des Champs- Elysées, de París.
El aporte de la música de jazz en la obra (otro de los experimentos de la época para unirla con la música clásica) es resultado del contacto que a partir de 1920 tiene Milhaud con ese género, primero en Londres y después en Nueva Orleans y Nueva York, entre otros grupos con la orquesta de Paul Whitman que en 1924 estrena «Rapsodia en Blue» con el mismísimo George Gershwin (1898-1937) al piano.
El músico, actor y coréografo congoleño Djodjo Kazadi, el único negro en el reparto, observa atentamente los desplazamientos de los bailarines desde el frente del escenario (de espaldas al público) y se desplaza lentamente de derecha a izquierda moviendo sus caderas al ritmo de la música…primero sigue su pulso lenta, cadenciosamente…después de forma más encendida, a medida que la coreografía se torna más vertiginosa y hechiza al público.
Kazadi es el encargado de cerrar esta obra de hora y media de duración con un inflamado y sobrecogedor monólogo, un grito desde lo más profundo de sus entrañas, que resume elocuentemente los cuestionamientos de Faustin Linyekula contra aquella visión eurocentrista pretendidamente ingenua y paradisíaca que en realidad estaba en crasa contradicción con la dramática realidad de la sobreexplotación económica, la opresión, el sometimiento político y la represión genocida practicados entonces por los europeos en los territorios coloniales africanos.
Domingo 6 de junio de 2013.
Teatro Schauspielhaus Düsseldorf, Grosses Haus.
Estreno en Alemania de «La Création du Monde 1923-2012», ballet en dos actos de Faustin Linyekula.
Dirección artística y coreografía Faustin Linyekula. Música Fabrizio Cassol. Escenografía Jean-Christoph Lanquetin. Vestuario Lamine Badian Kouyaté. Iluminación Virginia Galas.
Reconstrucción del ballet de 1923 Millicent Hodson, Kenneth Archer. Diálogo con el Ballet Sueco. Ballet Blaise Cendrars.
Música Darius Milhaud. Telón, escenografía y vestuario Fernand Léger. Reconstrucción de la iluminación Olivier Bauer. Centre Chorégraphique National – Ballet de Lorrain en Nancy ( Dirección Petter Jacobsson) y Djodjo Kazadi.
Intérpretes: Jonathan Archambault, Amandine Biancherin, Alice Bogatchevsky, Marie-Sophie Budek, Guillaume Busillet, Justin Cumine, Fabio Dolce, Dmitri Domojirov, Phanuel Erdmann, Valérie Ferrando, Marc Galvez, Tristan Ihne, Vivien Ingrams, Nina Khokham, Laure Lescoffy, Valérie Ly-Cuang, Sakiko Oïshi, Joris Perez, Morgan De Quelen, Marion Rastouil, Elisa Ribes, Yoann Rifosta, Ligia Saldanha.
Producción: CCN-Ballet de Lorraine. Coproducción Théâtre de la Ville/Paris, Kunstenfestivaldesarts/Brussels.
En cooperación con Fondation Fluxum, Théâtre Gérard Philippe Frouard. Apoyado por KVS Theater/Brussels.

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