El arte africano goza de gran consideración mundial desde que a comienzos del siglo XX artistas como Pablo Picasso, Georges Braque, André Derain, Henri Matisse, Maurice de Vlaminck y los artistas del grupo expresionista alemán «Die Brücke» se inspiraron en sus peculiares, expresivas y sugestivas esculturas para realizar las revolucionarias obras vanguardistas de los primeros movimientos del arte moderno.
Se puede afirmar además, con razón y sin temor a equivocarnos, que Costa de Marfil, con su diversidad de etnias (más de 60), lenguas, música, danzas y culturas autóctonas, en general, es un bastión del arte figurativo de África.
Por primera vez se presenta en el Centro de Arte y Exposiciones de la República Federal de Alemania, en Bonn (del 28 de junio al 5 de octubre de 2014), en cooperación con el Museo Rietberg, de Zürich, unaexhibición que reúne 200 obras maestras de 40 escultores de los últimos dos siglos de seis importantes regiones de África occidental. Se trata mayormente de figuras y máscaras que datan de períodos precoloniales y coloniales, del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
Joyas
Las máscaras y figuras talladas en madera o modeladas en barro, utilizadas en ritos mágico-religiosos, así como los instrumentos musicales, son trabajados con una destreza que trasciende la simplicidad de esos materiales, convirtiéndolos en verdaderas joyas artísticas.
Museísticamente bien presentadas, las piezas fueron cedidas por 60 importantes instituciones y colecciones privadas de varios continentes, entre ellos el Museo Nacional de Costa de Marfil, en Abidjan, el Metropolitan Museum of Art y el Brooklyn Museum, de Nueva York, el Musée du quai Branly, de París, así como el Musée Royal de l’Afrique Centrale, de Tervuren (Bélgica), el Museo de las Culturas de Basilea, el Museo Etnológico de Budapest, el Dallas Museum of Art, el Museo de Etnografía y la CAAC Collection Pigozzi, ambos de Ginebra, la Yale University Art Gallery, de New Haven, el Linden-Museum, de Stuttgart, y el Museo Etnográfico de la Universidad de Zúrich.
Las obras que salen al exterior por vez primera pertenecen a la colección del Musée des Civilisations de Côte d’Ivoire, en Abidjan. Al final de la muestra se presentan asimismo los trabajos de tres artistas contemporáneos de Costa de Marfil, reconocidos internacionalmente, para mostrar las actuales tendencias artísticas en África occidental.
Grandes maestros
La muestra viene a corregir la errónea opinión, aún ampliamente difundida, de que en el arte africano no hay principios estéticos ni verdaderos artistas, sino simplemente talleres tribales con escultores anónimos.
El público descubre en esta exposición, a través de sus obras, esculturas y máscaras de una fuerza y belleza irresistibles, a los grandes maestros africanos de las regiones etno-culturales de Guro y Baule, en el centro del país, la de Dan en el oeste, la de Senufo en el norte y la de Lobi en el noreste, así como la de los pueblos de las Lagunas en el sureste.
Las regiones en las que se asientan estas etnias no se corresponden exactamente con las fronteras estatales, ya que la de Senufo se extiende también por el sur de Mali, la de Dan en el «Hinterland» de Liberia, y la de Lobi principalmente en Burkina Faso y Ghana.
Música y danzas
La de Guro es especialmente célebre por sus bailarines con máscaras. Famosas estrellas de la época de la introducción de la televisión en el país utilizaron estas caretas. Artistas abiertos a las innovaciones realizaron para estas destacadas figuras del espectáculo piezas muy expresivas que causaban asombro entre el público.
Para su tallado tomaron incluso motivos y detalles estilísticos de las regiones vecinas de Baule y Senufo. Típicas creaciones de los talladores y escultores de Guro son las complejas máscaras representando animales con grandes fauces, colmillos y orejas, así como también gráciles rostros femeninos con frentes muy abovedadas y complicados peinados.
Sin embargo, etiquetar simplemente a estos trabajos haciendo referencia a sus grupos culturales no es adecuado. A título ilustrativo cabría mencionar que a ningún historiador o investigadorsobre arte se le ocurriría poner sobre el «Guernica» de Picasso la etiqueta de español, francés o de la Unión Europea, sino destacarlo como una obra de legado universal.
Inagotables
La música y las danzas tradicionales africanas, de una riqueza inagotable y de inocultable influencia directa o indirecta en el mundo occidental, han sido transmitidas ancestralmente por vía oral.
Muchos idiomas africanos son lenguajes de tonos, por lo que el nivel del sonido determina el significado de las palabras o de las ideas que se quieren expresar. Esto repercute en las melodías y ritmos musicales, para los que se emplea la polifonía vocal, así como distintos instrumentos, mayormente de percusión, como tambores, xilófonos con láminas de madera (balafón), cencerros y calabazas con sus semillas en el interior o recubiertas con una red de semillas, conchas y pequeños percutores de hueso, pero también de cuerdas (violines monocordes) y vientos (flautas y flautines de muy variados materiales).
Las danzas africanas son un importante modo de comunicación (verbigracia rituales mágico-religiosos, ceremonias de purificación), y los bailarines utilizan gestos, máscaras, trajes (por ejemplo, faldas confeccionadas en fibras naturales), pintura corporal y un sinnúmero de ingeniosos medios visuales.
Los movimientos básicos más simples acentúan el cuerpo, el torso o los pies, y sirven para la coordinación de las diferentes partes del cuerpo. Las danzas pueden ser interpretadas por solistas, por pequeños grupos de entre dos a tres personas, y por grandes formaciones en línea, en círculo o en líneas serpenteantes.
Influjos
Las fronteras étnicas fueron siempre permeables y especialmente en los últimos 200 años sus pueblos se influyeron recíprocamente en el ámbito cultural, sobre todo en las artes. Esto es notorio en las esculturas, y preponderantemente en las máscaras y objetos que han servido al incremento de su prestigio.
La arquitectura de la exposición permite mostrar a cada una de las regiones, así como a cada artista en un espacio propio. De esta forma es posible seguir los cauces tradicionales de los diferentes escultores, comparar su obra con las de los creadores contemporáneos de su mismo ámbito, y tener una visión global de las diferentes formas estilísticas del arte de Costa de Marfil.
Trabajos
Décadas de investigación artístico-etnológica sirven de base a esta exhibición centrada específicamente en los creadores de estas obras. Las singulares piezas pueden ser atribuidas a determinadas personalidades artísticas, pese a que se desconocen sus nombres, ya que es posible identificar claramente en ellas la impronta dejada por cada uno de los maestros.
Mediante el análisis de los materiales de cada obra y de los grupos de artistas se puede apreciar la singularidad individual de cada creador africano. Dignos de admiración son también los trabajos de los discípulos o de los sucesores de aquellos maestros.
La muestra explica el papel desempeñado por los escultores en la sociedad y las condiciones de la labor en sus talleres, pero también esclarece sobre sus ideales de belleza y la aplicación de éstos a sus obras.
Para tallar en madera (hay en esas regiones más de 300 variedades de árboles) los escultores utilizaban, y utilizan hoy todavía, sencillas herramientas como azuelas, cuchillos y gubias. La estilización de lafigura humana y la fuerte reducción de los rostros en las máscaras resultan en principio inusuales a los ojos occidentales. Pero no es por casualidad que los artistas europeos del cubismo y del expresionismo se han inspirado en el lenguaje de las formas que descubrieron en África.
Pañales
La investigación científica de las regiones culturales de Costa de Marfil está aún en pañales. En estado más avanzado se encuentran los estudios sobre los talleres del sur de Nigeria que realizaron esculturaspara los pueblos Yoruba, Bini, Ibo e Ijo. También se halla en sus comienzos, aunque con fascinantes resultados iniciales, la investigación de los escultores de Camerún, Gabón y algunas regiones artísticas del Congo.
En síntesis, la investigación sobre el arte africano es aún campo sin arar, pero un área muy fructífera. Lo principal, para los comisarios de esta exposición, los etnólogos Eberhard Fischer y Lorenz Homberger, ex directores del Museo Rietberg, de Zúrich, es no sólo apreciar en detalle las obras y clasificarlas según sus creadores, sino terminar con el «anonimato de los escultores africanos» y adjudicarles la autoría de estos grandiosos trabajos a nivel continental e internacional.
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