Hermosa velada con Chaikovski y la Deutsche Symphonie Orchester Berlin.
Maravilloso. Un concierto de la Deutsche Symphonie Orchester Berlin bajo la batuta de Christoph Eschenbach íntegramente dedicado a Chaikovski, este domingo 12 de diciembre en la gran sala auditorio de la Filarmónica, atestada de público.
Hubo piezas para todos los gustos, dos profundos poemas sinfónicos y dos de las infernales obras de concurso del conservatorio Chaikovski de Moscú: Romeo y Julieta, Concierto para piano y orquesta nro. 1, Variaciones sobre un tema rococó y Francesca da Rimini.
Eschenbach, quien desde esta temporada es director musical de la National Symphony Orchestra y del Kennedy Center en Washington DC, no dirigía la DSO desde hacía 15 años. Los dos solistas, Tzimon Barto (Eustis, Florida, EEUU 1963) y Dimitri Maslennikov (San Petersburgo 1980), fueron elegidos expresamente por el director para esta velada.
Con Romeo y Julieta, en la apertura, se crea la atmósfera íntima necesaria (algo que se agradece en este crudo invierno que vivimos en Alemania) para el concierto, si bien el tempo con el que se acostumbra a tocar a Chaikovski aquí (más agitado, algo más acelerado) no es ciertamente el mismo que en Rusia. Las maderas y las cuerdas empero transmiten gran emoción. La intervención solística de la flauta (Kornelia Brandkamp) es excelsa.
Barto, sin embargo, no logra aprovechar este ambiente en el Concierto para piano y orquesta nro. 1 en si bemol menor ni transmitir esa exaltación. Si bien su interpretación (ovacionada por el público) es muy virtuosa, exacta, perfectamente ajustada a la partitura que tiene a la vista, le falta profundidad. Parece como que en su gran afán perfeccionista no comprende filosóficamente o no siente lo que está tocando. En el bis, en cambio, y para gran sorpresa de los espectadores, interpreta con mucho mayor sentimiento un fragmento de un concierto de Chopin.
Todo lo contrario ocurre con Maslennikov. Su interpretación de las Variaciones sobre un tema rococó fue preciosa. Maslennikov (ganador cuando tenía 12 años de un concurso para jóvenes solistas en Moscú, y becado cuando tenía 14 por el gobierno de Francia para formarse posteriormente en París) es también un gran virtuoso, pero siente lo que ejecuta y lo transmite, aún asumiendo riesgos, sin partitura delante, con una fuerza y una vibración que hechizan, electrizan a la platea.
Por último la Deutsche Symphonie Orchester entra como en un torbellino con Francesca da Rimini, una pieza que Eschenbach dirige con gran soltura y pasión. Se ve al director como disfruta esta pieza analizándola en cada detalle. El Andante lugubre – Moderato – Allegro vivo y el Andante cantabile non troppo – Allegro vivo suenan, según los diferentes pasajes, con gran ternura, enorme belleza y grandiosidad. Fue esta otra velada estupenda de la DSO antes de los conciertos de Navidad y fin de año en Berlín, por cierto soportando una de las peores nevadas de los últimos 40 años.
Christoph Eschenbach © Eric-Brissaud
Berlín, 12/12/2010
Gran sala auditorio de la Filarmónica de Berlín.
Deutsche Symphonie Orchester.
Tzimon Barto (piano). Dimitri Maslennikov (violonchelo).
Director invitado Christoph Eschenbach. Romeo y Julieta, fantasía-obertura según William Shakespeare. Concierto para piano y orquesta nro. 1, op. 23.
Variaciones sobre un tema rococó para violonchelo y orquesta.
Francesca da Rimini fantasía sinfónica según Dante op. 32, de Piotr Chaikovski (1840-1893).
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